Las tentaciones del diablo
Tarma se ha distinguido por su acendrado catolicismo, por eso Santa Ana se hizo su Patrona y fervientes devotos veneran a su hija, la Virgen María, y a su divino nieto, Jesucristo.
El demonio tenía cólera por esto y se propuso llevar a su reino del Averno a cuanto tarmeño cayese en sus garras para reírse de su rival, Jesucristo. Hasta entonces, ningún tarmeño había llegado a las puertas del infierno.
Satanás en persona se puso a observar la vida y conducta de los tarmeños, porque se extrañaba que ningúno de ellos estuviera en el infierno al lado de tantos pecadores.
—Virtudes en exceso..., por allí está el lado flaco —dijo—. ¿Que no son pecadores? ¡Eso lo veremos!
Y no le costó a Satanás encontrar lo que buscaba. Virtudes en exceso, hospitalidad y espíritu caritativo. Y al lado opuesto: jaranista y enamorado.
Frotándose las manos de puro contento. Satán regresó a su reino satisfecho de haber encontrado el lado débil del tarmeño.
Poco después llegaron los demonios a cumplir el encargo de su monarca.
1
Una noche de octubre un tal Juan Rojas retornaba a su casa después de una gran jarana. Mareadito de tanto licor cruzaba la plaza de armas, cuando alguien lo llama por su nombre. Al levantar la cabeza, vio que le cerraba el paso una mujer hermosa.
Después de saludarlo con excesiva fineza y coquetería, la mujer le pidió conversar unos minutos. Sentáronse en una banca... Y palabras van, palabras vienen; risas allá, risas acá; bromas de él, coquetería de ella, terminó en un romance de inefable ternura. Juan Rojas se entregó a los brazos de su furtiva amante y, en sus adentros, planeó sacar provecho de su aventura... Pidióle entonces la máxima prueba de su amor. Ella, sin preámbulos, aceptó entregarse en cuerpo y alma.
Pero cuando el enamorado jaranista empezó a trajinar las intimidades de su amada descubrió con estupor que las piernas y brazos de la mujer no eran de humanos sino de cabra.
Lleno de espanto gritó: ¡Jesús!
Y todo desapareció al instante. Al amanecer, los familiares y amigos de Juan Rojas lo hallaron tirado boca abajo, botando abundante espuma.
2
En otra oportunidad, [falta concluir]
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